El Miki Moko no era otra cosa que una especie de sustancia mucosa verde con la cual jugabamos horas y horas. Venía dentro de un vaso plástico, en el cual además de esta masa amorfa y desagradable venía un ojo de plástico (no de vidrio) que tenía la función de hacer todo esto aún más desagradable. Por cierto: ¿por qué un moco gigante y un ojo habitan en el mismo recipiente?, vaya uno a saberlo.
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